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A les muyeres qu’entovía nun nos llegó la maternidá danos la sensación que los neños y les neñes de rollu son, al marxen d’otres valoraciones más profundes, dalgo paecío a lo que pues topar na sección de «pequeño electrodoméstico» d’una gran superficie: maquinaries complexes, con ritmos, ritos y rutines preestablecides y siempre ensin manual d’instrucciones.
La cantidá de productu que pues echar, la puesta en marcha y la potencia enerxética que soporta ye un universu siempre complexu que va traduciéndose a base de llibros, conseyos familiares o blogues como esti, nel que la esperiencia directa va faciendo un callu que tresforma les esplicaciones más difíciles n’exemplos bien prestosos.
Con too, y volviendo al entamu, pa les muyeres ensin esperiencia incapaces siquiera de saber l’alfabetu, esi llibru d’instrucciones nun tien más llingua que’l mandarín o siacasu l’árabe; un montón de papeles nos que nun yes quien a saber per onde entamar a lleer.
Tengo pa mí, por embargu, que si hubiera una versión n’asturianu del llibru d’instrucciones de la maternidá, l’asuntu de les condiciones metereolóxiques, comunmente conocíes como «el tiempu», ocuparía un llugar bien destacáu na sección «Enantes d’empezar» y mui especialmente en «Coses a tener en cuenta: familia y entornu».
Bien sabemos que la probabilidá de lluvia n’Asturies ta penriba de la media española, d’ehí la composición vexetal, animal, l’arquitectura, el verde y tol restu cuestiones que nun vienen al casu por masuñaes. Lo que nun ta tan analizao ye hasta qué puntu incide la presión familiar y social sobre l’adaptación de les rutines de los padres y madres que tán d’estrenu cuando tamos falando de la lluvia, o meyor, de l’ausencia de la mesma. La posibilidá de facer una planificación selmanal en base a les apetencies o les necesidaes ye un auténticu despropósitu: equí el que manda de verdá sobre les vides de les families asturianes ye Maldonado.
Nun puedo imaxiname’l castigu social que pue recaer sobre una familia que tome la decisión de: a) llevar a los neños al cine n’agostu y con sol, b) nun sacar al neñu o neña de rollu a pasear pel Muro si abre’l día una tarde de febreru, c) nun-y quitar los leotardos al rapacín si tien la más mínima posibilidá de recibir un rayín de sol. La rempuesta a estos casos del llibru d’instrucciones versión asturiana llevaría o bien a la sustitución de la acción por otru familiar (xeneralmente les güeles) o bien al reproche colectivu y machacón («¿cómo nun sacaste a la neña con esti día?»).
Les espresiones «sacar», «tomar l’aire», y más patromonialmente «asoleyar», van arrastrándose como salmodies hasta que’l rapacín alcanza la edá adulta; y ye que, de mayorinos, tamién somos torturaos col cultu al sol, especialmente nes vacaciones.
Asina ye que les muyeres qu’entovía nun fuimos madres, y sabemos bien poco del procesu de la maternidá, somos yá a entender, y cásique asumir, dalgún de los procesos que nos son propios por cultura, sociedá, clima, salú… eses instrucciones que faen que l’artefactu que se dispón a llegar a casa funcione, nun sé si meyor, pero sí «con munchu meyor color».
Iris Díaz Trancho (maestra de llingua asturiana y autora de literatura infantil)
RECIELLA CON BUEN COLOR por Iris Díaz Trancho
5 Ago¡Buenos días!
20 DicUna de las muchísimas cosas buenas que tienen la maternidad, es ver cosas como esta antes de las 9.00h de la mañana. Así se empieza bien el día sí o sí!
Algunas madres: Laura Viñuela
16 NovInauguramos sección con Laura Viñuela; asturiana de 36 años y madre de dos niños, Iker (2 años) y Mario (7 meses) . Laura es licenciada en musicología, feminista y experta en igualdad. En 2005 creó su propia empresa, la consultoría de género y centro de negocios, Espora, de la que es directora y, entre otras actividades, escribe un blog sobre su experiencia con la maternidad que se llama Nosolomadres. El título lo dice todo. ¡Vamos a conocerla!
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Vives en Gijón, que es una ciudad en la que llueve más de lo tolerable para el ánimo, aun así ¿crees que es una buena ciudad para tener niños?¿Qué cosas se pueden hacer allí con los críos?
La verdad es que los días de lluvia son lo único malo o, más bien, lo menos bueno que tiene Gijón para los críos. Me parece el sitio ideal para tenerlos y cuidarlos porque tiene un tamaño muy apañao: es lo suficientemente pequeño como para que puedas ir caminando a casi todas partes y para que te encuentres con un montón de gente conocida cada vez que sales a la calle, pero también lo suficientemente grande como para que haya vidilla social y cultural y para tener las ventajas de vivir en una ciudad. Lo de la lluvia es más complicado, porque creo que ahí sí que andamos un poco justos de lugares a cubierto donde estar con ellos. Esta semana estuvimos en el Centro Niemeyer, en Avilés, y nos lo pasamos como monos en la sala que tienen con revistas y libros de consulta, que es enorme, con muchísima luz y el suelo de moqueta y tiene unas mesas pequeñas y unas pizarras de IKEA. Entre ver revistas, pintar, merendar y jugar un rato, se nos pasó la tarde en un pis-pas.
Y ¿Cómo es un día con tus hijos? ¿Qué cosas hacéis juntos?
Pues es un no parar. Por semana lo llevamos con más tranquilidad porque los dos van a la Escuela Infantil de Viesques, así que, una vez superado el madrugón y el sarao matutino de biberones, pañales, vestirse y ponerse en marcha, no nos volvemos a juntar hasta casi las 4 de la tarde. De la escuela llegan ya bastante cansados, aunque duermen allí la siesta, así que solemos merendar por ahí y dar un paseo o ir a un parque hasta las 7, más o menos, que ya toca baño, pijama, cena y a dormir temprano. Los fines de semana son más caóticos porque, aunque lo de madrugar no nos lo quita nadie, estamos un buen rato remoloneando en la cama, desayunamos juntos y nos quedamos en pijama hasta la hora de salir.La mañana se pasa entre cuentos, canciones, bailes…
Después nos vamos a la calle a dar una vuelta, a tomar el vermú, a comer por ahí… depende del día y del plan. La verdad es que hacemos juntos casi todo y tenemos unos cuantos amigos que también tienen niños, así que es habitual que nos juntemos con toda la tropa. Además, cuidar a los niños es más fácil en comuna, eso está clarísimo.
Parece que todos los embarazos acarrean siempre una mudanza o al menos, el proyecto de una de ellas ¿En qué tipo de casa vives? ¿estáis cómodos allí o preferirías otro lugar para los guajes?
En nuestro caso no pensamos en mudanza, pero sí que tuvimos que hacer una mínima reforma. Vivimos en un duplex pequeñito, de dos habitaciones, con una terraza muy chula. Es una casa perfecta para una pareja y hace ya más de 10 años que vivimos aquí. Sin embargo, cuando llegó Iker, tuvimos que hacerle una habitación para él, porque nosotros trabajamos en casa y una de las dos que había tenía que seguir siendo un estudio, impepinable. Así que tiramos de pladur y dividimos en dos la más grande que, además, tiene dos ventanas. De esta manera nos quedó una habitación de niños muy guapina a la que se accede desde nuestra habitación. La de ellos es cuadradina y tiene mucha luz y mucho sol, porque da al sur, mientras que la nuestra queda más oscura, al dar al norte y tener sólo el ventanuco de la buhardilla, pero nos gusta mucho y lo de que sea abuhardillada le da mucho encanto. Al nacer Mario, simplemente metimos su cuna en la habitación de Iker (desde el principio duermen juntos y lo llevan bien) y sacamos el cambiador (que es una mesa de cocina de Ikea con un cambiador de plástico encima) para nuestra habitación. Ya he calculado que para meter al tercero, cuando lo tengamos, llegará un momento en que tenga que comprar una litera, porque la habitación se quedará muy justa para tres.
Y ¿Cómo organizáis los espacios en casa? ¿te sientas repetidas veces sobre los muñecos cuando te vas a tumbar por la noche en el sofá, corre peligro tu integridad física al cruzar el pasillo por la cantidad de diminutos juguetes con ruedas que hay desperdigados por el suelo?
Je je, eso de los muñecos desperdigados por ahí es tal cual. ¡Y no sólo muñecos! Lo mismo te sientas encima de un zapato, una cuchara y un bote de champú, que cualquier cosa es susceptible de convertirse en juguete. Todos los espacios son comunes en el piso de abajo, que es donde hacemos la vida. Como sólo hay cocina, un baño y el salón, que es pequeño, pues no hay forma de separar. Los juguetes están en un cesto grande junto al sofá y hay algunos en la mesa de la cocina. Y los juguetes de la bañera están en el baño, claro.
El resto está mezclado y los DVDs de Elmo conviven en la estantería con los de Depeche Mode y las películas de Peter Greenaway. Y lo mismo con los libros: Teo se coloca al lado de El arte de la guerra tan tranquilamente y El pollo Pepe y los Prerrafaelitas se llevan de maravilla. El único espacio que tratamos de mantener «libre de niños» es el estudio, porque ahí hay mucha cosa de curro y preferimos que las facturas no se llenen de chocolate. Y no nos resulta difícil por lo del duplex: arriba están el estudio y las dos habitaciones y simplemente no subimos más que a dormir. Las escaleras nos sirven de barrera psicológica (aunque Iker sube y baja tan feliz él solo).
¿Se ajusta tu maternidad a la idea que tenías de ella antes de quedarte embarazada…?
¡No sé qué contestarte! Llevo tanto tiempo inmersa en esto de la maternidad que no me acuerdo de qué expectativas tenía. Creo que sí, que se ajusta, porque siempre tuve muy claro que mis hijos serían personitas independientes y que tendrían sus manías y su forma de hacer las cosas. Eso no significa que les deje hacer lo que les da la gana sin más, pero sí que ayuda a negociar la convivencia, ya desde bebés, porque Mario, con 6 meses, tiene ya mucha opinión propia! Lo que no se ajusta, por mucho que me lo esperara, es el agotamiento. El cambio de hábitos, los madrugones y que a las 10 de la noche me caigo de sueño!!!
¿Qué echas en falta en el “mundo mamá”?
Echo en falta tiempo para mí, para estar yo sola, que es algo que me encanta porque me llevo muy bien conmigo misma. Todo el «mundo mamá», como dices, está dirigido a 24 horas de ser madre y, por mucho que te digan lo de «es importante que encuentres un momento para ti misma», a ver cómo demonios encuentras ese ratito entre nenes, casa, curro… Echo de menos dormir alguna mañana, tirarme una tarde de sábado en el sofá a ver dramas de sobremesa, leer novelas sin límite de tiempo, ir a tomar una caña y liarme… esas cosas normales que antes dabas por sentadas. En resumen, echo en falta los momentos en que se acaba el «mundo mamá»!
Y ¿qué piensas que le sobra?
Pienso que le sobran muchos mitos. Todo el rollo del instinto maternal y la capacidad natural que tenemos para cuidar a los bebés… me pone mala. Se nos presuponen superpoderes como inmunidad al cansancio, paciencia infinita, dulzura sin igual, conocimientos de nutrición, pediatría y psicología infantil, todo por ciencia infusa. Y cuando te ves machacada y sin paciencia mandando a los nenes a tomar por saco y con ganas de enviarlos a un internado suizo, como no tengas muy claro que, antes que madre, sigues siendo un ser humano, lo mismo te da la culpa y todo! Por no hablar de la parte mística y de la conexión sobrenatural y el halo de luz que envuelve toda la relación madre-hijo… y que se va a pique cuando te das cuenta de que lo de la crianza es de lo más terrenal y escatológico que has hecho nunca (igual que el embarazo y el parto, que mucho «estado de gracia» pero, vamos, es un proceso de lo más animal… y que daría para un blog en sí mismo!).
Para nosotras, que fuimos la generación de Prenatal, ahora con Internet las opciones de decoración o de ropa infantil se multiplican. ¿Sigues algún tipo de revista, blogs, etc… sobre niños o eres de las que son fans de la bolsa de ropa heredada ?
No, soy un desastre total para eso. Mi máxima fuente de inspiración decorativa es el catálogo de IKEA! Cuando me llegan al buzón revistas de esas de bebés (no me acuerdo del nombre), las miro para buscar inspiración para mi blog, porque me pongo de muy mala leche con el tonito y con eso de que hablen de las lectoras como «las mamás». Total, que no sigo ná de ná!
Respecto a la moda infantil, ¡soy la fan número uno de la ropa heredada! Tengo la suerte de que mi prima tiene también dos críos con edades intercaladas con los míos, así que andamos todo el día con ropa de un lado a otro. Ahora Mario hereda lo de su hermano mayor y lo de otros bebés de la familia. Al ser los dos niños, no tenemos mucho problema de moda porque hay menos variedad que para niñas. Lo único que tengo claro es que los modelitos repolludos o esos de bebé antiguo no se los pongo. Van los dos con vaqueros y chándal y camisetas y jerseys y un anorak en invierno. Nada de volantes ni lazos ni puntillas ni leotardos ni cosas de esas.
No hay muchas opciones musicales para los niños fuera de los Cantajuegos, que como dice un amigo mío, lo más seguro es que si pones sus discos al revés contengan mensajes satánicos. ¿Que música escuchas con ellos?
Uf, precisamente acabo de volver de los Cantajuegos dichosos que no escuchamos en casa pero que Iker se sabe de memoria con coreografías y todo, así que supongo que en la escuela los ponen. A él le encantaron (media horita, luego se quedó dormido). A mí me superó tanta pachanga. Con la música tratamos de encontrar un equilibrio entre lo que nos gusta a nosotros y lo que les gusta a ellos. Cuando Iker era muy bebé y a Mario ahora, como no podían protestar, les poníamos lo que nos gustaba, muy variado. Pero ahora Iker ya tiene opinión propia y sabe cuáles son sus favoritos: El patio de tu casa y Enrique y Ana. Todo lo que no escuché yo a Enrique y Ana en mi niñez me lo trago ahora. Él se lo pasa como un mono y se sabe las letras, así que canta todo el rato. Incluso tiene un pie de micro y un micro viejo y se da unos conciertos con la pandereta que no veas.
Poco a poco, para ir sacándolo de ahí, le vamos metiendo otras canciones, como una que canta Imelda May que se llama Tiger Rag que tiene soniditos de gato, un poco de Beatles, las canciones de su padre (sobre todo Chica de gama alta, que sale él en el videoclip y le gusta). Ahora mismo prefiere, de todos modos, canciones en español, que pueda entender y cantar la letra. El otro día estaba tomando un café con él y estaban poniendo la de «Aprendiz» de Alejandro Sanz que canta Malú, que en el estribillo dice todo el rato «si te estoy haciendo daño…» y estaba el pobre todo preocupado «Mamá, ¿por qué le hace daño a la chica que canta?».
Que seguro que tú ya apenas tienes tiempo para leer lo doy por seguro, pero ¿les lees libros a ellos? ¿tienen ya un cuento de cabecera?
Je je! Yo intento seguir leyendo y tengo mis novelas en la mesita. A párrafo por noche, antes de caer rendida, voy avanzando… Y a ellos les leemos muchísimos cuentos. Les encantan. Iker pasa mucho tiempo con los libros desde que era muy pequeño. Una temporada le gustó Pulgarcita, de Andersen, tiene uno que se llama Los diez duendecillos que le gusta un montón. Y clásicos como Paddington o Winnie the Pooh también le gustan mucho.
A Mario le gustan todavía los de mucho colorín y con muñecos, como El pollo Pepe o The very hungry caterpillar. En la escuela infantil tienen biblioteca y todas las semanas traen un cuento nuevo cada uno, así que no nos falta lectura. Pero a veces miramos también libros de arte con ellos, que también les llaman la atención un montón. Sobre todo de arte contemporáneo.
Dime lo primero que se te venga a la cabeza al escuchar estas palabras mágicas: conciliación laboral-familiar. No hay censura, se admiten palabrotas, palabras malsonantes y sonidos guturales varios.
Jo jo jo! Lo de la conciliación es un montaje y un absurdo. No existe tal cosa ni existirá jamás mientras tengamos patriarcado dirigiendo este cotarro. El objetivo no debería de ser conciliar, este concepto no debería ni de existir. El mundo debería de estar organizado asumiendo que las tareas de cuidado de cualquier tipo (críos y otras personas dependientes y también el cuidado de cualquier persona) son fundamentales y necesarias para que el mundo funcione y, por tanto, son responsabilidad de todos los seres humanos. Entonces no hablaríamos de conciliación porque sería como decir que hay que conciliar el trabajo y la comida… es una chorrada. Ahora mismo, en este momento, no hay conciliación: el curro de casa y de cuidados lo hacemos en un 99,9% las mujeres. Y el mundo laboral penaliza, de una forma u otra, a las mujeres que pretenden tenerlo todo: vida personal, familiar y laboral. Las autónomas y empresarias lo tenemos relativamente más fácil porque no dependemos de un jefe, pero aún así, la falta de tiempo nos pasa factura y cosas como el permiso de maternidad son inexistentes porque no podemos permitirnos estar 4 meses (ni uno) sin currar o a ver de dónde sacamos luego los clientes.
¡Pues vámonos de vacaciones! ¿Solos o acompañados? ¿viajaís con los críos…?
Ambas opciones: con niños y sin ellos. Y las dos son necesarias. Mario aún es pequeño y sólo le han tocado viajes de trabajo: cuando tenía dos meses tuve que ir a Francia y luego a Turquía y a la República Checa. Me lo llevé a todo porque estábamos con la teta y fue estupendo. Mi madre vino a echarme una mano, porque si no, lo de currar hubiera sido imposible, pero es un bebé muy bueno y no dió nada de guerra. La verdad es que tan pequeñitos no dan problemas porque se amoldan a todo. Con Iker hemos viajado bastante. De bebé, con 9 meses o así, nos fuimos con él a Zaragoza en coche. Un palizón de carretera, pero se portó genial y nos lo pasamos pipa. También nos fuimos con él a Canarias cuando tenía 6 meses.
Y el verano que cumplió 1 año nos fuimos los 3 un mes a Oxford y también fue estupendo. Hicimos un intercambio de casa a través de una web (www.homeexchange.com) y la experiencia fue inmejorable. Iker está acostumbrado a estar con gente diferente y a dormir en distintas casas, así que no extraña nada. Y desde casi recién nacido duerme toda la noche, come lo que le pongas y tiene buen carácter. Su hermano es también un bendito, así que seguiremos viajando en familia. Claro que mis padres tenían una furgoneta y con ella nos íbamos de camping todos los veranos y Semanas Santas por Europa, por eso lo de viajar con niños nunca me ha parecido mala idea.
Eso sí, de vez en cuando, se agradece un viaje de pareja para hacer todas esas cosas que no puedes hacer en viaje familiar (dormir, salir de noche, cenar fuera, pasar un día en la cama leyendo y charlando y queriéndose mucho…). Es bueno para la armonía familiar y parejil!
Si eres madre y crees que encajas en esta sección, puedes contactarnos a través de esta dirección: nonosgustaelrosa@gmail.com
TRIBUTO A MICHAEL JACKSON O CÓMO DORMIR AL BEBÉ
21 JulDicen que la maternidad hace que una se redescubra. Que se conozca más a así misma. Su cuerpo, sus límites, su paciencia, su capacidad de amor, de reír, de mirar embobada, de dormir de pie, sentada, sobre una mano… Y es verdad, la maternidad te da una nueva perspectiva de quién eres y las cosas que puedes llegar a hacer. Por ejemplo, salir gateando de la habitación de la nena cuando por fin se ha quedado dormida tras una hora de intenso acune en brazos. Y es ahí, tirada en el suelo, rezando para que no se te caiga la zapatilla, literalmente a cuatro patas, cuando piensas que, efectivamente, nunca creíste que te verías así a ti misma. Pero es así, y aunque no lo parezca, hay una explicación lógica, y es que justo cuando echaste a la cría en la cuna, como viste que aun no estaba del todo dormidina, te agachaste para que no te viera y una vez ahí, pensaste que lo mejor, y ante la posibilidad de que volviera a abrir los ojos de la que salías, era irte reptando de la habitación. Y en ese momento la idea te parece la más lógica del mundo. Solo cuando estas saliendo por la puerta a gatas y tu pareja se cruza en tu paso es cuando piensas qué puede que sea el momento de empezar el método Estivill.
No obstante, si hay una postura absurda de entre el amplio abanico que una puede llegar a adoptar siendo madre (y ya hablaremos de ellas más adelante), sin duda es la que yo he bautizado como: tributo a Michael Jackson. Una mezcla extrema entre el juego Un, dos, tres escondite inglés y la coreografía del thriller en la que los zombies que acompañaban al rey del pop alzaban los brazos a la par que flexionaban una de sus rodillas dejando el pie de la correspondiente pierna suspendido en el aire.
Una posición imposible que seguro que las mamás que hacen yoga, pilates y otras moderneces dominan, pero que para mí es una auténtica tortura. Porque no es solo mantener el pie en el aire, sino hacerlo a la vez qué tratas de averiguar cuál de las muchas tablas de madera del suelo será la que no va a crujir cuando lo apoyes en ella. Entonces aprietas el culo, sí, lo aprietas con fuerza y comienzas a bajar lentamente el pie hasta pisar primero con el talón y después con la punta. Y uffffffffff, no ha sonado, hasta que claro, dejas que todo tu peso descienda por los tobillos hasta la planta y entonces, ¡ay no! la tarima cruje sin ningún reparo. Y de nuevo, comienza el tributo a Michael Jackson.
Desde que soy mamá tengo superpoderes
27 MarDice Mar Álvarez, y dice como siempre con buen acierto, que las madres somos como superheroínas. Que es parir, oyes, y a parte de crecernos los pies (esa es otra de sus teorías de la que hablaremos otro día) desarrollamos superpoderes. Paso aquí a detallar algunos de los que he podido comprobar y otros, que al parecer, según crezca la fiera iré desarrollando.
AGUDEZA AUDITIVA: Por ejemplo, nuestro oído se agudiza hasta el extremo. Somos capaces de oír frecuencias antes ignoradas. Un pequeño suspiro o ronroneo, pasillo mediante y tres tabiques de por medio, no son problema para el oído de una madre.
TELETRASPORTACIÓN: Tener un buen oído no garantiza el auxilio inmediato, de ahí que también hayamos desarrollado la capacidad de teletransportarnos. Si el crío/a está a punto de caerse, podemos desplazarnos por la habitación a la velocidad de la luz e impedir la desgracia.
SENTIDO ARACNIDO: cualquier peligro a tres metros a la redonda es detectado por nosotras. Es llegar a una habitación, bar, cafetería, tienda o parque y ser capaces de valorar en fracciones de segundo todos los posibles peligros: esquinas de mesas, agujeros o baches en el pavimento, superficies rugosas para las caídas, sol directo… y lugares seguros y blanditos.
NI SIENTO NI PADEZCO: Mar Alvarez añade también que las madres somos capaces de soportar elevadas temperaturas. Por ejemplo, sacar un huevo hirviendo del agua. Esto no lo prueben a hacer en casa., debe de ir relacionado con lo de los pies.
EQUILIBRIO (o síndrome percha): Podemos caminar con el crío/a en cuello y con la otra mano, coger su abrigo, el nuestro, la bolsa de la compra y la barra de pan que la dependienta, aun viendo tu guisa, ha decidido no darte en una bolsa con asas… Eso con las manos, porque en esta misma situación, puedes aun utilizar uno de tus pies y mientras te manteienes a la pata coja, encender y apagar radiadores, acercarte la manta o incluso apartar el biberon para hacer hueco en la mesa.
NARCOLEPSIA VOLUNTARIA: Otro de los superpoderes que ya comenzamos a descubrir durante el embarazo es la capacidad de quedarnos dormidas en cualquier momento y en cualquier lado. Sentadas, medio tumbadas, por la mañana, en la comida… la explicación, sencilla, ir cogiendo fuerzas porque todas las del mudno no serán suficientes para la que se avecina. ¡ Menos mal que nos vamos a convertir en superheroinas!
Tres segundos tres
24 FebTres segundos tres.
Desde que soy mamá tengo memoria de pez. Todo lo tengo que apuntar. Miro en la nevera qué hace falta comprar y al instante lo he olvidado, así que tengo que abrir de nuevo el frigorifico y anotarlo en un papel. Lo malo es que cuando llego al super ya he olvidado en que bolsillo lo guardé. Tres segundos tres.