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40 semanas

26 May

Me llegó hace una semana y una semana he tardado en leer esta joya de la ilustradora Gloria Vives. 40 semanas. Crónica de un embarazo. (ed. Thule) Un recorrido fiel, honestísimo (ahí y en su sentido del humor reside su grandeza) y muy, pero que muy tierno y divertido por el viaje que supone el embarazo. Desde los preparativos, que haberlos haylos, hasta ese «síndrome del nido» con el que agotamos y nos agotamos la última semana.

Y me reí, me reí con todo el cuerpo porque la crónica es divertidísima, pero también no puede evitar llorar; llorar porque aún tengo la hormona tierna o porque los espejos, a veces, son así de invasivos.  Y es que me vi retratada, me encontré en Gloria y en su vivencia y supongo que por eso lloré como una niña -que es como he vuelto a llorar desde mi embarazo- al leer esas partes del libro en que cuenta como tiene perdidas, como se  coge la barriga para que el bebé se agarre bien, como se asusta de si misma en los escaparates, como se maravilla de su enorme tripa ante el espejo o como disfruta al ver que la nena que lleva dentro es un ser independiente. Me emocioné en su descripción de la extrañeza ante el proceso del embarazo y en esa distancia infranqueable para tu pareja, por mucho que una y uno quieran que se involucre. En ese descubrir y tener que redescubrir el sexo, en la busqueda de la comunicación entre el hombre y la barriga…

Así que os recomiendo la lectura de este un retrato honesto, lleno de humor y amor a partes iguales que, además, al ser novela gráfica (fantásticas las ilustraciones, por cierto), resulta perfecta para leer mientras una está embarazada y te caes de sueño por las esquinas,  o después del embarazo, cuando simplemente te caes de sueño de puro agotamiento.

Un viaje lleno de ternura, de amor, de complicidad y de descubrimiento: como pareja, como mujer, como cuerpo… La recuperación de la curiosidad infantil; de la sorpresa para cruzar la línea definitiva hacia la madurez y la responsabilidad… Que cosas raras tiene la vida ¿verdad? Todo en 40 semanas. Eso sí que es un viaje.

Más info en el blog de Gloria Vives

La lavadora ha cambiado más el mundo que Internet

7 Abr

Si hay una actividad doméstica que detesto de todo corazón, es poner la lavadora.

No sé, debe ser lo más parecido a ver una ópera sin que te guste la ópera. Primer acto: meter la ropa sucia  en el bombo, segundo acto: sacar y tender la ropa mojada, tercer acto: recoger la ropa haciendo dos montoncitos,  el que es para planchar y el de la ropa que definitivamente te pondrás arrugada solo por no tener que planchar, y cuatro y último acto: devolver la ropa a los lugares de los que incialmente salío: comoda y armario de tu habitación.

Una actividad agónica, larga y tediosa cuya recompensa es escasa y sobre todo, corta en el tiempo, porque, atención madres primerizas, si aun no lo habeis hecho, cómpraros un traje de buzo, chubasquero o túnica porque el regurgite puede llegar cuando menos y a donde menos os lo esperéis. Así que a mi juicio, poner la lavadora es lo más parecido a un castigo divino; un bucle espacio temporal que nunca se interrumpe y que a medida que va aumentando la familia, aumenta su frecuencia y carga.

El caso es que el otro día, leyendo uno de esos libros telegráficos que he de leer desde que soy mamá y ya que no tengo ni la vigilia suficiente ni el humor necesario para mantener mi atención en una novela, me sorprendí con un capítulo dedicado a explicar las lindezas que este electrodoméstico, la lavadora, ha supuesto en la independencia de las mujeres, en su intento de igualación con el hombre y en la historia del feminismo en general.

El libro en cuestión es el muy, pero que muy recomendable: 23 cosas que no te cuentan sobre el capitalismo (ed. Debate); obra de divulgación del economista Ha- Joon Chang  que trata de poner en claro los argumentos que los defensores del libre-mercado nos tratan de colar. El objetivo, como el propio autor explica en el prólogo, que sepamos que nos la están dando con queso porque, aunque para él no existe mejor sistema económico que el capitalismo,  en nombre del libre mercado se han hecho y continúan haciendo grandes fechorías que, amparadas en eso de que el común de los mortales no sabemos de finanzas o economía, se dan por inevitables. Y no es así. Al menos eso es lo que trata de demostrar Chang. Una de ellas, el capitulo que voy a reseñar a continuación  titulado «La lavadora ha cambiado más el mundo que Internet»

Y es que  una de las creencias que mayor incidencia está teniendo en la economía actual es la supuesta «revolución de las tecnologías de la comunicación». Las famosas TIC, que según nos dicen expertos, analistas, empresarios y políticos, suponen un antes y un después en el desarrollo humano, algo en apariencia incontestable pero ¿suficiente para revolucionar el mundo? ¿suficiente para cambiarlo? Según los defensores del libremercado, sí. Su desarrollo ha logrado la globalización, es decir, que las fronteras se difuminen, que la presencialidad no sea necesaria, por lo que- y eso es lo que nos cuentan-  hay que adaptarse al nuevo escenario y borrar otro tipo de limites… los del mercado, claro. Sin embargo, Ha- Joon Chang  no lo tiene tan claro y de ahí el titulo del capítulo.

Dice este economista que los efectos economicos y sociales del desarrollo de estas tecnologías en los procesos productivos no es que se estén sintiendo mucho, mientras que un avance como el de la lavadora  o la aparición de otros electrodomésticos sí que supuso toda una revolución en nuestra organización como comunidad, ya que al reducirse enormemente el trabajo doméstico, las mujeres pudieron incorporarse al mercado laboral; una mayor participación que elevó su status dentro y fuera de la casa , lo que tambien ayudó a reducir la preferencia por los hijos varones y aumentar la inversion en la educación femenina, lo que a su vez volvió a aumentar la participación de la mujer en el mercado laboral…

Y no, Chang no se olvida de todo lo demás. Ni de las feministas, ni de la píldora, ni de la presion social, ni de las revueltas ni de otros avances que colaboraron y trabajaron por la igualdad. Simplemente recuerda que el ahorro de horas invertidas en los trabajos domésticos ( según un estudio de la US Rural Electrification Authory,  de 4 horas a 41 minutos solo en el proceso de lavar la ropa y de 4,5 horas a 1,74 en planchar con una plancha eléctrica) logró un nuevo destino para ese tiempo , y recuerda que «el grado de globalización ( es decir, de apertura nacional) no lo determina la tecnología, sino la política»

Así que desde que leí el capitulo miro de reojo la lavadora, mi particular piedra de Sísifo, en la despensa y pienso lo injusta que he sido todos estos años con ella. Espero que no me guarde rencor, que mañana toca hacer colada.

Naif: mejor entre las manos

5 Abr

¡¡¡Que contenta estoy!!! Ayer me llegó a casa el último número de Naif Magazine. Este año me he suscrito y ahora que la tengo entre mis manos, vuelvo a confirmar que hay cosas que no se pueden tener solo en el formato digital. Menos si hablamos de discos, libros o revistas como esta. Todavía huele a tinta y eso me encanta. Además, es la lectura perfecta mientras duerme la nena. Articulos ligeros, no en contenido, pero sí en extensión ¡¡¡Lo justo para no dormirse tras una larga, larguísima jornada!!!

Y es que Naif, como dice su subtítulo, es un «Magazine para padres contemporaneos». O sea, que lo mismo te habla de ropa para el crío o del último carricoche que ha salido en el mercado, que del ultimo disco de Björk y las aplicaciones de Appel que acompañan a cada cancion para que los niños descubran el mundo de la ciencia. De momento voy por la página 58, así que todavia tengo lectura para un par de siestas de la nena.

consulta aquí su versión online